Google ha trabajado durante el último año con los operadores y fabricantes de teléfonos móviles para agilizar los procesos de actualización de la plataforma Android. ¿El objetivo? Que todos los usuarios, independientemente del teléfono que usen, disfruten de las actualizaciones de seguridad lo más pronto posible.
«En Norteamérica, solo el 78% de los dispositivos flagship contaban con la última actualización de seguridad a finales de 2016″, explicó Adrian Ludwig a TechCrunch. Cualquier teléfono que no se encuentre en ese 78% es vulnerable de sufrir algún tipo de ataque por parte de terceros, poniendo en riesgo la información que almacena el teléfono en su interior.
Según explica Ludwig, Google ha logrado reducir los tiempos de actualización a escasos días gracias a la colaboración de operadores y fabricantes de teléfonos móviles. Para ello ha reestructurado la forma en la que se liberan las actualizaciones y ha reducido el peso de los archivos de actualización, entre otras medidas.
Las actualizaciones de seguridad no se deben confundir con el resto de actualizaciones que recibe el teléfono. Este tipo de actualizaciones corrigen ciertas vulnerabilidad encontradas en el sistema operativo, pero no mejoran el rendimiento ni añaden características nuevas. Los teléfonos Nexus y Pixel las reciben de forma casi instantánea; los teléfonos de otros fabricantes, en cambio, pueden pasar meses siendo vulnerables.
Un ejemplo de esta optimización por parte de Google es el reciente anuncio realizado por Samsung, quien ofrecerá actualizaciones de seguridad mensuales para sus teléfonos Galaxy.