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El Samsung Galaxy Note 7 deja de existir. Desaparece de catálogos y estanterías. El fabricante surcoreano ha anunciado oficialmente este martes que abandona definitivamente la producción y venta de su terminal estrella de alta gama, y recuperará los que ya han sido vendidos, tras no poder hacer frente a la crisis desatada por los problemas de su batería, que han provocado que muchas unidades se incendien espontáneamente por sobrecalentamiento. El teléfono ha desatado una verdadera crisis en la compañía, que anoche perdió de golpe un 8% de su valor en Bolsa.
Esta madrugada había anunciado que suspendía en todo el mundo las ventas del modelo original y las sustituciones de los teléfonos, al tiempo que pedía a los propietarios de ese modelo que apaguen sus aparatos y no los utilizasen mientras se aclaraba por qué algunos terminales de esta serie —incluso los reparados o sustituidos por recalentamiento— han entrado en combustión. Horas después, el fabricante coreano adoptaba una medida más drástica: enterrar definitivamente el proyecto.
«Para garantizar la seguridad de nuestros consumidores hemos parado las ventas y los reemplazos del Samsung Galaxy Note7 y, consecuentemente, hemos decidido parar la producción permanentemente», ha señalado Samsung en un comunicado oficial.
Han dado la orden global de que se retiren todos los modelos comercializados, incluyendo los que se comercializaron tras la revisión en una segunda tanda al detectarse los primeros problemas. Y ha solicitado a las compañías de telecomunicaciones y a sus socios, que le ayuden en la retirada de todas las unidades. En los próximos días, la marca coreana señalará que tipo de compensaciones ofrecerá a cambio a los usuarios del Note 7. Fuentes de la marca, señalaron que en España ofrecerán el reintegro completo del importe o su cambio por otro modelo abonando la diferencia. En Estados Unidos, por ahora, los clientes se tienen que conformar con un vale de 25 dólares adicionales.
El fiasco del Note 7 le está suponiendo al gigante surcoreano, primer fabricante mundial de móviles, un coste brutal en términos de imagen, pero no sólo: las acciones de la compañía se han desplomado más de un 8% en Seúl, lo que supone que el valor de la empresa se ha visto reducido en más de 15.000 millones de euros.
«Recientemente, hemos reajustado los volúmenes de producción para permitir una investigación exhaustiva y un control de calidad, pero poniendo la seguridad del consumidor como nuestra prioridad número uno, hemos llegado a la decisión final de detener la producción del Galaxy Note 7», explicaba un comunicado emitido por Samsung este martes.
El entierro de este móvil llamado a liderar el campo de las phablets, híbrido entre móvil y tableta, se ha consumado con esta última llamada al consumidor y la parada de producción. Samsung había mantenido el silencio en su web desde el 10 de septiembre.
A primeros de septiembre, Samsung ya pidió a los propietarios de 2,5 millones de teléfonos Galaxy Note 7 que acudieran a las tiendas a sustituir los aparatos tras los informes sobre explosiones de baterías, supuestamente por recalentamiento. Tras cambiar algunos aparatos o baterías, la empresa aseguró que los terminales ya eran seguros.
Sin embargo, los informes de que teléfonos reparados también han ardido aparentemente sin causa han llevado a la compañía a tomar una decisión drástica: pedir a sus clientes que apaguen los teléfonos hasta nuevo aviso. «Los clientes de Galaxy Note 7 original o de reemplazo deben apagar el aparato y detener su uso», afirma una nota de la firma. Horas después, daba el paso definitivo y anunciaba que dejaba de fabricarlo.